Quiero vivir en mi mundo
de hadas pero me he dado cuenta de que ser princesa es un auténtico coñazo.
Bella estaba con un bestia que no sabía cómo tratarla. Blancanieves tenía que
cuidar ella sola de siete criaturas y el príncipe no llegaba hasta que ya
estaba dormida. La Bella Durmiente se tiró en la cama 100 años hasta que al
principito le dio por besarla. Y Cenicienta tenía que estar en casa a las doce.
Así que yo prefiero
quedarme en este cuento, con mis mil y un príncipes de una noche, sin tener que
esperar para que me den un beso porque la que los da soy yo, llegando a casa a
las cuatro con mi corona de plástico y el vestido roto.
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