Estoy empezando a pensar que ese universo nuestro no era más
que el producto esas copas de más que tantas veces nos tomamos. Y es que me he
dado cuenta de que ni soy una princesita ni tú un jodido príncipe azul, porque
nunca se nos dio bien llegar a casa a las doce
acompañados de las campanadas.
Pero bueno, lo que de verdad importa son todas las veces
que me hiciste sentir como una princesa, todos los sapos que evitaste que
besara, esos momentos en los que estuvimos flotando por las nubes y esos besos tuyos
que sabían a magia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario